Toda empresa se enfrenta a diferentes etapas de crecimiento que conocemos como la curva S. Comprender este concepto es esencial para integrar una visión clara dentro de la planeación estratégica, permitiendo a los líderes anticipar y reaccionar adecuadamente a los desafíos de cada fase de crecimiento.
Inicios: La Base de la Planeación Estratégica
Cuando una empresa inicia, tanto los fundadores como el equipo inicial invierten mucho tiempo y recursos en crear las capacidades que la organización necesita para competir en el mercado. En esta fase de la planeación estratégica, se suelen establecer los cimientos sobre los cuales se construirá el éxito futuro. El nivel de inversión es alto y la rentabilidad es baja, ya que la curva S aún no tiene tanta inclinación. Es en este punto donde las decisiones estratégicas son cruciales para sentar las bases de un crecimiento sostenible.
Crecimiento: Acelerando la Planeación Estratégica
Poco a poco, el crecimiento empresarial toma tracción y la inclinación de la curva S comienza a aumentar. Durante esta fase, la planeación estratégica se enfoca en gestionar el crecimiento de manera eficiente, asegurando que los recursos se utilicen de forma óptima para consolidar la posición en el mercado. Aunque la rentabilidad comienza a incrementarse, sigue siendo necesario invertir en capacidades que permitan a la empresa enfrentar nuevos retos. Este es un momento crítico en la vida de la organización, donde la estrategia debe estar alineada con el ritmo de crecimiento.
Desaceleramiento: Un Reto para la Planeación Estratégica
Una vez que las capacidades están construidas y el crecimiento empresarial tiene suficiente momentum, ya no es necesario seguir invirtiendo al mismo ritmo. Sin embargo, en la planeación estratégica es fácil ignorar que, aunque la curva S muestre un crecimiento, este está comenzando a desacelerarse. La rentabilidad sube, y aunque se disfrutan los frutos del trabajo realizado, es vital mantener una visión estratégica. Ignorar esta desaceleración puede llevar a consecuencias inesperadas, como la disminución del crecimiento a largo plazo.
El Valle de la Muerte: Prepararse con la Planeación Estratégica
El mayor peligro en esta etapa de desaceleramiento es no darse cuenta de que la curva S de crecimiento llega a un límite y puede empezar a decrecer. Este fenómeno lleva a las empresas a un momento crítico, conocido como el valle de la muerte. Aquí, la planeación estratégica toma un rol fundamental para evitar caer en este ciclo. Anticipar este límite y tomar decisiones proactivas permite a las organizaciones prepararse mejor para los retos futuros y evitar un estancamiento prolongado.
Renovando la Curva S: La Clave de la Planeación Estratégica
Es importante aprovechar la alta rentabilidad de la parte más alta de la curva S para construir nuevas capacidades y diferenciadores que mantengan a la empresa competitiva. En esta fase, la planeación estratégica debe enfocarse en la creación de una nueva curva S, que se adhiera a la existente. Esto no solo evita caer en el valle de la muerte, sino que también ayuda a disminuir la profundidad de la caída y el tiempo necesario para superarla, asegurando la continuidad y el éxito a largo plazo de la organización.
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